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viernes, 20 de mayo de 2011

Derechos del paciente. Queda mucho por conseguir.

Ya que estamos en la semana mundial por el parto respetado y eso implica que comiencen por respetar nuestros derechos como usuarios, os voy a hablar de algo que me contó mi marido el otro día.
Por motivos de trabajo, mi marido tuvo que acudir hace unos días a una reunión organizada por el distrito sanitario en la que querían conocer la opinión de ciertos grupos de pacientes y usuarios sobre los servicios que ofrecían. Típica reunión de paripé para tener contentos a los grupos y tratar de hacernos creer que nuestra opinión va a servir para algo.

El caso es que recordando lo que me comentaba de la misma, una de las cuestiones sobre las que se habló en dicha reunión fue la participación del paciente en lo que a toma de decisiones se refiere. Un tema en el que mi marido no contaba con un ejemplo claro más allá de la propia maternidad, ya que es el único caso en que nos hemos visto dentro de un hospital. Y precisamente la línea de la intervención fue en la defensa del derecho del paciente a decidir en aquellos procesos que lo permitan.
Sabemos que hay situaciones y enfermedades en las que, por desgracia, el procedimiento es claro y a veces de efecto considerable y en las que poco podemos decidir. Pero en un campo tan amplio como la maternidad, donde existen tantas opciones y posibilidades casi como madres, se les roba la posibilidad de tomar las decisiones de algo sobre lo que nosotras seremos las protagonistas: el parto.
Y es que si lo pensamos fríamente, un parto que no presente de complicaciones es un proceso que no presenta ninguna de esas dificultades para que la madre exprese cuales son sus necesidades y su voluntad. En resumen: en la forma en que desea parir. Al fin y al cabo es una experiencia que vivimos demasiadas pocas veces en nuestra vida y tenemos todo el derecho a decidir cómo, dónde y con quién vivirlo.

El problema se basa en que toman el proceso de parto como una enfermedad, nada más lejos de la realidad, es un proceso natural por el que todos desde el comienzo de los tiempos hemos venido a este mundo y como tal debemos vivirlo lo más naturalmente posible, pero esta sociedad nos pone todas las trabas posibles para hacerlo frio y mecanizado.

Pero la realidad va a años luz de este punto: salas de dilatación compartidas y de parto antiquísimas, aún algunas camas y potros de escasa movilidad donde no podemos elegir posición, oxitocina para “aligerar el parto” sin motivos evidentes, episiotomías totalmente innecesarias en la mayoría de los casos para la comodidad del obstetra o comadrona, rotura de bolsa innecesaria, cesáreas injustificadas, mal trato psicológico y una total falta de empatía para con la madre,  falta de información de todo el proceso... y así podemos seguir. Su único poder de decisión se limita a pedir la epidural y ni así, pues conozco de casos en los que, después de horas sufriendo por falta de apoyo y ayuda en el parto, madres que han pedido la epidural se han visto pariendo sin ella obligadas ya que la anestesista de turno a la que se la pidió le dijo “ahora vuelvo” y nunca lo hizo…. Pero claro, si debemos firmar autorizaciones en plan de “carta blanca” para que hagan lo que quieran con nosotras y en la que puedan lavarse las manos si algo sale mal. Y no hablamos de partos difíciles o de riesgo sino de partos que no presentan necesidad alguna de tanta historia. Sólo precisan del apoyo y la ayuda necesaria, un lugar tranquilo y de buena compañía. Es un momento demasiado mágico como para que lo manipulen así…

Por desgracia son pocos los centros en los que la madre realmente pueda expresar su voluntad, cuando no directamente se ve acosada y abusada por parte del sistema que ya se encarga de decidir por ella y de humillarla.
 No deja de ser normal que cuando tocó opinar sobre los derechos del paciente se llegase a la conclusión de que esos cartelones llenos de nuestros “derechos” no son más que papel mojado puesto para mayor gloria política del centro porque no nos sirven para nada más.

De la reunión pues, además de una carpeta de cartón malo y un café aguado, solo nos queda la esperanza de que algún día, algún político tenga a bien permitir de una  vez por todas que las madres puedan cumplir con ese derecho que es decidir la forma en que desean parir y el resto de pacientes optar por los tratamientos que consideren más adecuados. Mientras tanto iremos buscando una silla cómoda para la espera. Con respecto a la maternidad se están dando pequeños pasitos conseguidos por nosotras mismas y nuestra lucha, pero aún queda mucho por lo que seguir luchando hasta que se nos tenga realmente en cuenta.

Todo esto cambiaría un poco más si en vez de limitarse a preguntar a asociaciones y  colectivos determinados sobre los servicios y la atención en la sanidad pública fueran de verdad a los hospitales y a las maternidades, a las atestadas salas de espera, a esos pacientes (nunca mejor dicho) que esperan largas listas de espera para una operación que les es de suma importancia, a todos esos que no pueden permitirse un óptico y un dentista privado y tienen que sufrir las consecuencias y les preguntaran qué opinan ellos, pues nosotros, señores, los pacientes somos los que sufrimos las verdaderas consecuencias su mala gestión. ¿no creen?.

2 comentarios:

  1. Realmente explicas una situación muy mala. Yo tuve muchísima suerte porque pude decidir en algunas cosas como la anestesia. También en los ambulatorios se puede pedir información sobre otros tipos de partos. Sé que los médicos de familia reciben muchas consultas sobre la posibilidad de nacer en casa y otras alternativas. Es cierto que a veces la mala gestión la terminamos pagando todos. Yo tuve mucha suerte porque tuve siempre la sensación que los médicos que me atendían velaron siempre por hacer del nacimiento de los niños algo lo más natural posible

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  2. Bueno...realmente explico muchos de los problemas que han sufrido muchas madres, unas unos y otras tras y otras, pobrecitas, muchos de ellos... pero sí es verdad que no todo es blanco o negro, hay de todo, mi parto tuvo que ser inducido y dentro de ello di con una matrona que me ayudó en todo cuanto pude y me dejaba descansar de la oxitocina y todo y sentarme e ir al baño....pero por desgracia no todos son así y en cambio ahí siguen, y la culpa los tienes los de siempre, los que hablan de los derechos de los pacientes pero luego no se mojan por ellos. Más de una vez he tenido que poner una hoja de reclamaciones y poco caso me han hecho...no sé cómo será la seguridad social en Cataluña, que me consta que mejor que aquí con creces, pero aqui en ANdalucía es vergonzosa...en fin, por suerte, como digo, poco a poco se va mejorando, a ver qué conseguimos. Un abrazo.

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