Resfriados y gripes en la madre lactante.

Ahora que por fin llega el frío a nuestro país, comienza en casa toda una temporada de resfriados, de catarros y de gripes que seguramente irán pasando de un miembro al otro de la familia.

Quién de nosotros no pasa más de un resfriado al año y sobre todo en esta época de bajas temperaturas durante la cual nuestras defensas bajan un poco dejándonos más expuestos a este tipo de infecciones virales que suelen atacar principalmente al sistema respiratorio superior y que suelen ser altamente contagiosas.

Por un lado está el que conocemos como “resfriado común”, infección viral causada por rinovirus y que, aunque carece de gravedad, es sumamente molesto.

Pero, ¿os habéis parado a pensar por qué nos resfriamos tantas veces al año?. La explicación es sencilla: Porque no existe un solo virus que nos provoca ese resfriado, son cientos las variedades de virus y rinovirus que pueden hacernos padecer esa tediosa enfermedad que seguro nos dejará al menos un par de días fuera de combate.

Cada vez que nos contagiamos de uno de ellos nuestro cuerpo y su sistema inmunitario debe crear nuevos anticuerpos para combatir ese virus distinto al que nos infectó en nuestro anterior resfriado. Por ello siempre estamos expuestos a sufrir un resfriado.

La gripe, aunque menos común, es otra infección viral de las vías respiratorias de mayor gravedad que un resfriado común y que nos causa peores y más molestos síntomas incluyendo fiebre alta y la molesta tos. También existen varios tipos y cada año surgen virus nuevos, por eso es tan importante la vacunación anual de la gripe.

Y bueno, después de explicar lo que son los resfriados y la gripe os preguntareis qué tiene que ver en todo esto la lactancia materna.

Pues es sencillo. La lactancia materna ayuda a nuestros hijos a combatirlos con mayor facilidad.no
Y  no solo los protege en condiciones normales, paso a explicarlo.

Aún hoy existe la creencia entre muchas personas de que no se puede amamantar cuando la madre está resfriada o con gripe. No existe nada más lejos de la realidad.

No sólo se puede amamantar a nuestros hijos sino que se debe hacer y el abandonar la lactancia materna durante nuestra enfermedad puede ser contraproducente para ellos.

Se piensa que parte de los gérmenes y virus causantes de la gripe y resfriados pueden pasar a la leche materna, pero no es así, la leche materna no es un medio de contagio de estos virus, si lo son la saliva y las mucosidades y el principal medio de contagio está en los estornudos y la tos, los besos, las manos, etc.

Además hay que tener en cuenta que la enfermedad no comienza cuando empezamos a sentir los habituales síntomas, sino que ya se estaba incubando en nuestro organismo desde hacía tiempo así que es muy probable que ya hayamos pasado el virus a nuestros hijos sin darnos ni cuenta  a través de nuestras actividades cotidianas con ellos e incluso que hayan sido ellos mismos los que nos contagiaron a nosotras.

Como ya he explicado antes, cuando nos contagiamos por uno de estos virus, nuestro organismo crea anticuerpos especiales para combatirlos y esos “anticuerpos especiales” SI pasan a la leche materna, de modo que si continuamos amamantando a nuestros hijos durante nuestra enfermedad los estamos protegiendo frente a ese tipo de virus ya que les trasmitimos las defensas necesarias para combatirlos y en el caso de que finalmente estén contagiados sus síntomas disminuirán considerablemente.

Este beneficio es aún más notable en bebés de corta edad cuyo organismo y sistema inmunológico aún inmaduro no es capaz de crear las defensas necesarias para combatirlos ellos mismos.

Cada vez que nuestro organismo aprende a combatir uno de esos virus les estamos transmitiendo a nuestros hijos a través de la leche materna esas valiosas defensas para ayudarlos a combatir la enfermedad.  Podemos decir que los estamos VACUNANDO contra esos virus.

Por eso es tan importante mantener la lactancia materna durante los resfriados y gripes de la madre lactante, ampliable también a otras infecciones del sistema digestivo como la gripe estomacal, diarrea y gastroenteritis virales y de infecciones como la amigdalitis.

Además de todo esto hay que saber que la madre, en caso de resultar necesario, puede tomar la mediación adecuada para aminorar los molestos síntomas buscando siempre las alternativas compatibles con la lactancia materna sin necesidad de suspenderla.  Y evidentemente, en caso de contagio y síntomas importantes, el bebé o niño también puede recibir la medicación adecuada para él.

Eso si, durante este periodo hay que mantener una correcta higiene, procurar no toser ni estornudar al aire y lavarnos las manos a menudo, ya no solo por no contagiar a nuestros hijos sino al resto de familia y  personas que tenemos alrededor.

El cuerpo humano es tremendamente sabio y está preparado naturalmente para superar estos tipos de virus creando los anticuerpos necesarios  y de, como no, transmitirlos a nuestra especie a través del acto más natural que existe: La lactancia materna.