Mientras paseaba la otra tarde con mi hijo pasé por el
escaparate de una tienda de artículos para bebe (bastante clásica por cierto)
en la que entre inglesinas, cunas y sabanas lucia una de estas tablas de
recompensa. Para quienes no sepan lo que son podemos definirlas como unas
tablas en la que se colocan aquellas cosas que queremos que el niño haga junto
a un planning semanal y en la que se van colocando pegatinas o imanes conforme
el niño hace lo indicado. La recompensa se obtiene al conseguir ciertas
combinaciones de actividades o de tareas, según sea la voluntad de los padres.
Estas tablas
han existido desde hace tiempo, aunque con la llegada la televisiva “Super
Nanny” se ha popularizado algo más, ya que es una de las soluciones mas
frecuentes que suele dar a los padres que tienen problemas con sus pequeños.
Por cierto, muchas tablas acaban hechas trizas por los propios “afectados”
aunque como en todo lo que sale en televisión… no te creas la mitad y duda de
la otra media.
La base de
estas tablas radica en una corriente psicológica denominada conductismo y que tiene dos modalidades: el conductismo positivo por el que la persona
obtiene una recompensa o beneficio por un comportamiento determinado (el perro
al que le damos una galleta si nos da la patita) y el conductismo negativo en
el que la persona obtiene una recompensa negativa (castigo) si no hace aquello
que se espera (quien roba algo siempre tiene su castigo…siempre que no sea
político o banquero, claro). El conductimo negativo, de hecho, es la base de
todos los sistemas legales en los que por tal de evitar delitos, se prevee todo
un código penal con “castigos” y condenas en función de lo mala o perjudicial
que se estime la conducta.
En el caso de
la tabla de recompensas estaríamos hablando de un claro condicionamiento
positivo. Si tu cumples tus tareas de la semana al final de la misma vas a
obtener un premio. No estamos descubriendo nada nuevo con estas tablas pues el
conductismo positivo los hemos utilizado todos por tal de frenar una rabieta
sin fin, por ejemplo. Pero si es cierto que con la instrumentalización de este
conductismo estamos cayendo en algunos riesgos mayores a los de ese mero “te
doy algo si te calmas…”
El primero de
los problemas de esta instrumentalización es que al basarse en tablas y demás
corremos el riesgo de perder parte de la perspectiva, limitándonos únicamente a
logros que nos permitan “poner la estrellita” y no seamos capaces de reconocer
aquellos logros parciales que nuestro hijo pueda lograr, y que también resulta
importante reforzar como pasos previos a este paso final. Problema que también
puede aparecer en nuestros hijos, que se sientan incapaces de lograr aquello
que la tabla les pide y que se frustren por no ser capaces de lograr la
recompensa que había preparado para ellos. Es uno de los problemas de este
conductismo y de esta forma de gestionarlo.
Relacionado
con lo anterior nos surge el problema de los objetivos, de las conductas que
queremos inculcar a nuestros hijos. Y es que muchas veces esos objetivos van
contra la propia naturaleza y condición de los niños. En algunas de las tablas
que se venden en comercios se encuentran objetivos como “no llorar”, “obedecer a la primera”, “no protestar” o “no hacerse pipi”. Resulta mas que evidente
que una de las cuestiones que caracterizan al ser humano es la de expresar
sentimientos, y por ello las lagrimas forman parte de nuestra propia condición,
y aun mas en las primeras etapas de la vida en que carecemos de medios para
poder expresar nuestros sentimientos. Así que si cerramos la puerta al llanto,
estamos atentando contra la propia integridad del niño.
En el caso del “pipi”
el problema es similar. Es habitual en los niños, hasta que son capaces de
controlar su cuerpo, que tengan accidentes. Y aun más, es algo que no es
cuestión de conducta sino que es algo a nivel más físico en lo que resulta muy
complicado llegar a entrar. Si el niño no cumple con este objetivo nos
encontraremos que no solo no hemos resuelto el problema, sino que se genera una
alta frustración por no poder lograr esa recompensa prometida, y aun peor, sin
que tenga muchas posibilidades de actuar, con lo que lejos de resolver el
problema lo estamos agravando aun mas.
Hay un tercer problema que debemos tener en
cuenta. Un excesivo condicionamiento, especialmente el positivo, puede tener
consecuencias adicionales sobre el comportamiento de nuestro hijo. Si lo
acostumbramos a esa relación causa efecto, a que toda actitud tiene recompensa,
o que todo tiene un “algo” mas resulta evidente que puede llegar un momento en
que nuestro hijo no sea capaz de hacer absolutamente nada si no es con la
promesa de un premio, regalo o recompensa. Es uno de los efectos secundarios de
este condicionamiento.
Como siempre, los extremos son malos y por tanto, adecuando la tabla de forma oportuna o creando nuestra propia tabla de "logros", llamémosle mejor así, podremos animar a nuestros pequeños a hacer habitualmente cosas que ya saben (dependiendo de la edad, siempre) como lavarse los dientes, comer solo o ponerse los zapatos, pero no olvideis que cosas como estas las tendrán que hacer a diario y premiar estas actividades cotidianas cada vez que las realiza puede ser igual de perjudicial para ellos.
Así las cosas
sin entrar en consideraciones ni recomendaciones, es recomendable que quienes
deseen probar estas tablas de recompensas lo hagan desde una perspectiva
abierta y alejada de extremos, ya que no es adecuado mantener una actitud
estricta para con el nivel de cumplimiento de los objetivos de nuestros hijos.
Tampoco es recomendable incluir en los objetivos aquellos que vayan en contra
de la propia condición de nuestros hijos (no llorar, no hablar, no protestar..)
ya que estamos limitando las posibilidades de desarrollo futuro de nuestro
hijo. Y por ultimo conviene que las recompensas sean ajustadas a la edad del
niño y, especialmente, que sean cuestiones cuanto menos materiales mejor y que
no sean aquellas cuestiones que de ordinario deberíamos hacer con nuestros
hijos.
Condicionar el juego, por ejemplo, a un cierto comportamiento puede
resultar algo problemático puesto que condiciona el juego al hecho de cumplir
una cierta conducta cuando siempre deberíamos guardar un tiempo del día a jugar
con nuestros pequeños.
Por cierto, si
algun@ de vosotr@s habéis probado estas tablas, nos encantará conocer vuestras experiencias con ella, vuestros pros y vuestros contras.
Hola, tu post me ha encantado. Llevo unas semanas barajando esta opción. Con mi peque de 7 años ya no sé qué hacer para que deje de destrozar cosas (Juguetes,ropa, material escolar...) por puro gusto, yo creo que simplemente le resulta algo divertido, ni él ni yo logramos encontrar un motivo o explicación en este aspecto y por lo tanto poco hemos podido remediar. Pero como cuentas en el post estos métodos para mí enseñan a condicionar (si haces esto te doy esto otro) y es un sistema con el que no estoy para nada de acuerdo, no lo he llegado a aplicar precisamente por no encontrar el beneficio justo para mi hijo sin que tenga que ser un condicionante. Si doy con la clave para poder llevarlo a cabo te lo contaré, gracias por compartir :)
ResponderEliminarYo la usé y no tuvo resultado; a muy corto plazo igual, pero no a largo ni medio, por lo que, para empezar, no me parecen útiles. La use porque algo, o alguien, me convenció de que era la salida, pero en seguida percibí que no era natural y, con lo que sé ahora, rechazo estas tablas por completo. Son un instrumento más del conductivismo que valora más el resultado (insisto, sólo inmediato) que al niño. Si cada vez que pedimos algo a un crío (estar quieto, comer toda la merienda, acudir a la primera...) nos paramos a pensar '¿de verdad es necesario?' seremos capaces de despojarnos de normas absurdas y vivir la maternidad con naturalidad. ¿Usaríamos una tabla con nuestro marido, con un compañero, con un becario? Pues eso
ResponderEliminarZulema podrías pactar con él un espacio de romper... por ejemplo guardarle periodicos o revistas viejas y delimitarle esa afición en ese espacio (quizá sea un futuro demoledor de edificios jijijiji) y acordar con él también el recogerlo después
ResponderEliminarNi las he probado ni las probaré :)
ResponderEliminarEstas cosas me resultan curiosas, ¿pretendemos enseñar a los niños como a los perros?.
No se, quizás en alguna ocasión para algo en particular que nos salga un refuerzo positivo, pero así por costumbre no lo comparto.
Un abrazo
Depende desde lo mires... si le planteás al niño un objetivo que luego logra por sí mismo y le damos un premio ¿no es una gran satisfacción? Y una vez lograda la tarea, ya no hará falta tenerla en la tabla. Yo no la he probado aún, pero lo haré. Aunque no creo que vuelva a pasar por acá para contarles porque los encontré de casualidad jeje. Pero si pensamos que en la vida adulta para que nuestra vida funcione y para sentirnos satisfechos con nosotros mismos lo que sirve es plantearnos objetivos que nos incentiven a superarnos a nosotros mismos, y que una vez logrados la satisfacción es plena y nuestra autoestima crece, por qué creen que esta no es una manera de enseñarles eso a los niños? Yo lo veo así. Besos.
ResponderEliminarHola, pues comparto contigo a mi me ha funcionado muy bien a mi hija de 4 años no la podia hacer que se lavara los dientes 3 veces al dia, y que dejara de hacer pipi por la noche, porque no se preocupaba por ir al baño antes de dormir mas que por cuestiones fisiologicas, asi que utilice una tabla cuando junto 30 dias de no haacer pipi en la cama le di su jjuguete y no volvio a hacer mas pipi ahora estoy con el cepillo de dientes.
EliminarHay que entender que el conductismo es la corriente filosofica mas recomendada para los niños en primera infancia, bueno el conductismo moderado, no todo lo debemos condicionar, ella puede explorar dibujar, etc etc... por ella misma, no esta bien tachar por completo una corriente filosofica, es util en estas ocaciones OJO pero que sea mientras aprenden a hacer la actividad por ellos mismos, no toda la vida recompensarlos por el mismo logro, repito para primera infancia hasta los 6 u 8 años.
Saludos =)
Hola, pues comparto contigo a mi me ha funcionado muy bien a mi hija de 4 años no la podia hacer que se lavara los dientes 3 veces al dia, y que dejara de hacer pipi por la noche, porque no se preocupaba por ir al baño antes de dormir mas que por cuestiones fisiologicas, asi que utilice una tabla cuando junto 30 dias de no haacer pipi en la cama le di su jjuguete y no volvio a hacer mas pipi ahora estoy con el cepillo de dientes.
EliminarHay que entender que el conductismo es la corriente filosofica mas recomendada para los niños en primera infancia, bueno el conductismo moderado, no todo lo debemos condicionar, ella puede explorar dibujar, etc etc... por ella misma, no esta bien tachar por completo una corriente filosofica, es util en estas ocaciones OJO pero que sea mientras aprenden a hacer la actividad por ellos mismos, no toda la vida recompensarlos por el mismo logro, repito para primera infancia hasta los 6 u 8 años.
Saludos =)
todo depende, yo no habia visto que habia tablas especificamente, con mi esposo he hablado de poner ciertas reglas y tareas, dependiendo de la edad, por ejemplo lunes: trastes mama martes: trastes papa miercoles: trastes hija etc... y si se quiere algo como evitar la tarea de aseo por una fiesta o una ida al cine se reemplace con "ok yo hago tu parte pero tendras que hacer 3 mias" obvio depende mientras mas pesada es la actividad que se deja se cambia por veces de lavar o barrer, asi todos ayudamos en casa y encontramos el justo valor a las cosas, cuando son pequeños un dulce por ayudar en la casa es buena opcion, o el ver una pelicula o usar la cosola, cuando uno trabaja le dan dinero no?? y cuando uno es bueno le dan un ascenso no?? nadie condiciona como dicen con las tablas, pero hay que enseñarles que todo en esta vida tiene un precio, desde el dulce hasta una casa o el ir de vacaciones etc... solo hay que encontrar la manera de hacerlo
ResponderEliminarYo no comparto en absoluto estos métodos "educativos". Y lo entrecomillo, porque no me parece que eso sea muy educativo. Y eso que soy psicóloga, formada y requeteformada en la práctica del conductismo o corriente cognitivo-conductual en su versión más moderna.
ResponderEliminarReconozco que funciona. ¡Ya lo creo que funciona!. Y es rápido... Las conductas se modifican, es casi casi matemática pura (si cada vez que haces A, te doy 1000 €, creo que harás A muuuuuuchas veces no??).
Pero... yo no querría eso para mis hijos. ¿No es mejor que aprendan a querer lavarse los dientes tres veces al día, porque si no lo hacen, sus dientes se picarán y dolerán, y en el peor de los casos habrá que sacarlos??... ¿No es mejor eso a que vayan corriendo a lavarse los dientes para conseguir después un juguete, chuche o salida al parque?.
Es sólo mi punto de vista. Yo prefiero educar para la libre elección, para que aprendan a tomar decisiones por sí mismos, para que las recompensas se usen por amor, porque sale de dentro, para que se conviertan en adultos responsables y que sepan que cada conducta viene seguida de unas consecuencias impuestas por la propia conducta, y no por otra persona (mamá, papá, jefe, hermano mayor, profesor/a...). Ese me parece un buen punto de partida. Eso sí, es un trabajo que requiere más constancia, con resultados mucho más a largo plazo y que nos exige un ejercicio de empatía y autoconsciencia importante.
Un tema muy interesante. Un abrazo grande.
Bueno, el post es de hace tiempo pero creo que merece la pena comentar. Para empezar, y como ya digo en un post de mi blog, el conductismo funciona pero, ¿es lo correcto?
ResponderEliminarLa cuestión aquí no es que funcione, que lo hace, sino si es correcto o no condicionar a nuestros hijos para que hagan lo que queremos, ya sea cepillarse los dientes o aprobar una asignatura.
Desde mi punto de vista no es correcto. Si tan correcto nos parece podríamos implantarlo como método de convivencia premiar a nuestras parejas cada vez que hagan algo que nosotros queremos, desde una cenita a... bueno, lo dejo a la imaginación de cada uno... Yo no lo hago. Ni con mi hija ni con mi marido (por si alguien lo dudaba :D)
La educación consciente, la que nos enseña la vida, no depende de premios exteriores sino de satisfacción interior. De echo, una de las mayores frustraciones que sufrimos los adultos es esa precisamente, trabajar para conseguir un ascenso-recompensa y no conseguirlo, entonces habría que preguntarse ¿para qué lo hago realmente? ¿lo hago por satisfacción personal o para que me den "la galleta"? A mí no me gusta trabajar por galletas. Mi trabajo está remunerado porque entiendo que es lo justo, no porque quiera que me den premios y con mi hija, lo hago igual.
Por si a alguien le apetece ver mi artículo lo enlazo y si a la administradora no le parece bien que edite y lo quite ;)
http://www.coachingparatuvida.es/el-conductismo-funciona-pero-es-lo-correcto/
totalmente de acuerdo con mamá burbujita! Mientras leía los comentarios pensaba en ello, cuántos problemas tenemos de adultos por hacer las cosas sólo poeque nos van a pagar, en lugar de hacerlas porque nos gustan, x eso hay tanta gente amargada, e insatisfecha, xq en lugar de llenarse x dentro con satisfacción x lo que hace, busca en el exterior la recompensa q después de todo, no llena el vacío! Yo definitivamente no quiero eso para mis hijos!!
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