Ya hemos hablado en alguna ocasión de la extrema sexualización
infantil a la que se ven sometidos nuestros hijos, y que pese a todo parece no
tener fin. En este libro de lucha, escribimos hoy una nueva página, con la
denuncia realizada por la asociación de consumidores FACUA. Dicha denuncia se realiza frente a
Carrefour quien, en un alarde de poca vista y nula sensibilidad vende entre sus
productos para verano un bikini con relleno de espuma… pero destinado a niñas
de 9 a 14 años.
Uno de los mayores problemas de la sexualización infantil es
justo esa necesidad de tratar de tener un aspecto “perfecto” cada vez a edades más
tempranas, y de incorporar el aspecto sexual a la mente infantil, como vía para
lograr una especie de autorrealización. O bien, como también supone este caso,
el aplicar productos propiamente diseñados para un público adulto hacia un
público infantil, que pese a no necesitarlo permita ir diseñando un patrón de
consumo concreto y obviamente una errónea identidad entre lo que el menor es y
lo que realmente se quiere que sea. Circunstancias estas que llevan a incluir en
el ideario de los menores, mucho más permeable y menos critico a las
influencias externas, ideas erróneas que seguirán poniendo en práctica cuando
sean mayores.
En el caso que nos ocupa, además, no estamos hablando solo
de la mera existencia de una prenda totalmente inadecuada por su concepción,
como ha pasado con otras colecciones de baño de Liz Harley, o de la británica Primark
que fueron retiradas tras una denuncia contra la marca. El problema adicional
es que la forma de mostrar el producto no deja lugar a dudas de lo que estamos
hablando. Puesto que no vamos a dar difusión a la citada imagen en este
enlace puede consultarse la imagen en cuestión, que habla por sí misma y no
deja mucho lugar a dudas.
No vamos a mencionar de nuevo los cientos de estudios que
avalan el hecho de que esta sexualización infantil temprana provoca graves
trastornos en los menores, porque sus resultados son más que conocidos. Pero quizá
si deberíamos tener un par de cuestiones en cuenta.
La primera es justamente la de proteger a nuestros hijos de
este tipo de presiones. De no fomentar que caigan en las garras de esa sociedad
que se empeña en adelantar lo que no se debe y que en el culto al cuerpo y a la
imagen está por encima de todo. En que hay mucho más en una persona que el
hecho de poder “lucir tipito” con un bikini con relleno o similar. Y es que es
cierto que hay que cuidar nuestra forma física, pero más por salud que por otra
causa. La diferencia es la que nos lleva a esta sexualización tan perjudicial
La otra cuestión es que nosotros, como consumidores, tenemos
la capacidad de luchar contra aquellos que hacen lo que no deben. De denunciar
casos como este, y todos aquellos que veamos que van en la dirección errónea. Y
por supuesto también de castigar con nuestras decisiones de compra a aquellos
establecimientos que caigan en estos actos que tan perjudiciales resultan para
la infancia. La sexualización infantil no debe quedar impune.
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