En este blog no suelo hablar de estas cosas pero este caso
merece la pena. Violencia doméstica, maltrato...maltrato sutil que en millones
de ocasiones pasa desapercibido o nadie le da la importancia que realmente
tiene.
Paso a relataros una historia realmente dura de violencia
doméstica:
María llega a casa, acompañada de la chica que le limpia,
muy disgustada porque ha discutido con una de sus mejores amigas. La chica que
cuida la casa se pone a limpiar acelerada así que María la deja trabajar y no
le cuenta nada de lo ocurrido.
Llora, se siente triste, mal, quizá hubiera tenido que
hacerlo de otra forma…las amigas se perdonan. Se siente tan mal que está deseando
que llegue a casa Pepe, que vuelve del trabajo a eso de las dos, para contarle
todo lo que le ha sucedido con su amiga, para pedirle consejo y sobre todo para
sentir consuelo y cariño a su lado, en los brazos de Pepe, el amor de su vida.
Pepe llega a casa, cansado de trabajar, con un mosqueo de
mil demonios porque su jefe hoy le ha llamado la atención por la falta de
eficacia de su grupo de trabajo. Solo quiere llegar a casa, comer y descansar.
María, tras servir la comida y mientras comen le comienza a
contar a Pepe qué le ha sucedido pero este le corta de raíz y le dice que no le
apetece escucharla, que está cansado, enfadado con su jefe y que lo que menos
le apetece ahora es escuchar tonterías de chicas.
María se siente mal, no se siente escuchada, claro está. Se levanta, va hacia Pepe buscando al menos
sus brazos, un abrazo, un beso. Pepe la aparta y le dice que ahora no le
apetece abrazarla, que está cansado, le da un beso de medio lado y de malas
ganas y la invita a que sigan comiendo tranquilos. María una vez más se siente
rechazada por el hombre que es el amor de su vida, de toda su vida, no puede
creer que la esté rechazando así, -él debe sentirse muy mal para hacerlo-piensa,
por lo que intenta de nuevo abrazarlo para animarlo a él también.
Esta vez Pepe no es tan suave, se levanta de golpe de la
silla, le pega un grito y le dice que lo deje en paz, que no tiene gana de que
lo moleste más, que quiere comer tranquilo y descansar.
María, ya desesperada y tremendamente triste por la reacción
de Pepe se echa a llorar, no lo puede remediar, sale enfadada y triste del
comedor y se va a su cama a llorar tranquila.
Pepe, lejos de compadecerse de ella se parte de risa y le
dice bien alto para que la escuche: –¡Llora, llora, que así se te expanden bien
esos pulmones que tienes, como me decía mi madre!-
Mientras María llora en la cama a Pepe lo llaman al móvil,
es Eva, su compañera de trabajo. Mientras habla con ella le cuenta lo que ha
ocurrido en casa. Él que estaba comiendo tan tranquilo y María llegó a joderle
la comida con sus tonterías.
-Lo que le ha pasado es una bobada y ella tiene que aprender
a resolver sus propios problemas- le dice a Eva. –Es que no comprende que vengo
cansado de trabajar, que necesito paz, no escuchar sus problemas y encima tener
que consolarla por gilipolleces de tías- le sigue contando. –Y para colmo la
muy estúpida se pone a llorar como una niña malcriada solo porque no le doy lo
que ella quiere, ya es mayorcita, que llore, así aprenderá-
Además Pepe se muestra demasiado cariñoso con Eva, a quien
llama “cariño”, “mi vida” y otras lindezas durante la conversación.
Aunque María está en el dormitorio ha escuchado toda la
conversación que Pepe mantenía en el comedor. Ya no puede más, ¿por qué le hace
esto?, ella lo quiere con todo su corazón, se siente muy enamorada de él,
intenta hacerlo lo mejor que puede y así se lo paga, ignorándola,
ridiculizándola, ignorando su dolor y contado sus penurias a otra chica y para
colmo engañándola con ella, siendo infiel a sus sentimientos. Así que, muy enfadada, decide salir y pedirle explicaciones.
Cuando María pide explicaciones a Pepe este le grita que
ella no tiene ningún derecho a meterse en la conversación, que se vaya o
sufrirá las consecuencias, que él habla con quien le da la gana y lo que
quiere. María le echa en cara no solo que hable de ella con tanto desprecio
sino que trate a la otra chica con tanto cariño…le pregunta abiertamente que si
hay algo más entre ellos dos.
Pepe se ríe durante un momento, se queda en silencio
mientras la mira y mueve la cabeza a modo de desaprobación y finalmente le dice:
-¿sabes?, la quiero
más que a ti, porque tú no te comportas como debes, tú no me haces feliz con
tus actos, me molestas, me interrumpes, eres pesada con tanto cariñito a todas horas y sobre
todo, me desobedeces constantemente. Eres mi chica, deberías haberme hecho caso
cuando te ordené que hicieras algo, ahora me he buscado a otra chica que me
quiera más que tú y a la que yo quiero más-.
María vuelve a echarse a llorar, se siente tremendamente
mal, triste, hundida, decepcionada e incluso Pepe ha conseguido que María se
sienta un poco culpable de todo lo que le está pasando. Se pregunta si Pepe no
llevará razón, si no será ella la culpable de todo, si sus problemas son tonterías,
si debe pedir perdón a Pepe por lo ocurrido, lo quiere demasiado como para
dejarlo ir, es el amor de su vida, necesita recuperar su amor para sentirse
feliz.
Mientras María llora y recapacita, mientras piensa en lo
ocurrido, Pepe está en el salón viendo la tele tan pancho, riéndose a
carcajadas con su programa favorito antes de irse a trabajar de nuevo. Esto a
María le duele mucho, ignorarla, ignorar su dolor, es una de las cosas que más daño le hace, pero
como está convencida de que la culpable de todo lo ocurrido es ella y se merece
el castigo decide ir a pedir perdón a Pepe antes de que se marche a trabajar.
Se seca las lágrimas, pone su mejor sonrisa y corre hacia el
salón dispuesta a pedir perdón a Pepe pues necesita sentir su cariño y
aprobación de nuevo.
Por el camino, como está muy nerviosa, tropieza sin querer
con el aparador donde Pepe dejó el móvil cuando terminó de hablar con Eva y se
le cae al suelo. El móvil se abre y se sale la batería, se oye un gran golpe.
Pepe se le levanta de un salto del sofá y va hacia donde
está María, intentando recomponer de nuevo el móvil.
Al ver lo ocurrido Pepe se
cabrea muchísimo, le grita a María que es una inútil, que no vuelva a tocar su
móvil, que se lo dé, ya lo montará él pues ella solo puede romperlo del todo
con esas manazas torpes que tiene. María insiste en ayudarlo a montar de nuevo
el móvil y Pepe, lleno de ira, le propina un bofetón en plena cara a María.
-¿Ves lo que ha pasado?, eso querías ¿verdad?, parece que
eso necesitas, solo aprendes con hostias, un buen bofetón como este a tiempo te tendría
que haber dado hoy antes de que liaras todo esto- le grita Pepe a María.
María, sentada aún en el suelo llora desconsoladamente, se
siente abandonada, sola, inútil, culpable una vez más.
Mientras Pepe se prepara para ir al trabajo de nuevo, este piensa
que María ya ha tenido suficiente por hoy y siente lástima por ella al verla llorar
tanto.
Va hacía ella, la ayuda a levantarse del suelo, la abraza, le da un beso
en la frente y le dice: -¿ves lo que ha pasado querida?, todo por no hacerme
caso desde un principio…a veces tengo que darte un cachete o un bofetón para
que aprendas lo que está bien y lo que está mal, para que aprendas a
obedecerme, ¿cómo si no ibas a aprender?, por eso, créeme, me duele más a mí
que a ti, lo hago por tu bien.-
Tras estas palabras Pepe se marcha al trabajo y María vuelve
a sentirse contenta pues de nuevo tiene lo que llevaba todo el día buscando, la
aprobación de Pepe, el amor de su vida. Ha aprendido la lección, debe obedecer,
debe rendirle sumisión a Pepe, él manda, ella no.
Este caso de maltrato, de violencia doméstica es tremendamente
triste y por desgracia es la realidad que viven día a día muchas familias en el
mundo.
María está sometida a Pepe, cree de verdad que ella es la culpable de
todos los enfados de Pepe, lo quiere con locura por lo que siempre hará lo que
él le diga por miedo a los castigos físicos y psicológicos, a las represalias.
Es su pan del día a día, Pepe tiene días mejores en las que no le da un
bofetón e incluso le demuestra su cariño y está a su lado, pero otros serán así, siempre.
María no ha denunciado esto, nadie conoce su
situación, los vecinos escuchan y callan, nadie se apiada de ella, ni los pocos
que conocen su caso, pues todos piensan que Pepe, realmente, lo hace por su
bien.
Horrible ¿verdad?, nadie tiene derecho a tratar a una mujer
como lo hace Pepe…
Pepe, sin duda, es un maltratador, seguro que estás de
acuerdo conmigo.
¿Y si ahora te digo que María no es la mujer de Pepe sino su
hija de seis años?.
¿Sigues pensando lo
mismo de Pepe?.
Supongo que Pepe es un padre maltratador, y esa niña de 6 años sufre más que si fuera la esposa, porque no tiene elección y porque este maltrato está marcando el resto de su vida, que recién comienza... que pena, pero pasa, todos los días.
ResponderEliminarMuy triste y lo peor es que pasa constantemente como si fuese normal incluso lo correcto para su educación
ResponderEliminarhola muy triste este caso de maltrato a maria
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