Vivimos en una sociedad donde son necesarias unas mínimas
normas sociales y de cortesía si queremos mantener relaciones sociales, tanto
personales como profesionales, fructíferas y sanas.
Desde siempre, generación tras generación nos han enseñado
esas normas de civismo, de educación ciudadana y de convivencia, nos han enseñado que se ha de
dar las gracias, hay que pedir las cosas por favor y hay que pedir perdón entre
otras muchas normas de cortesía y protocolo. Esto está muy bien y seguro nos
servirán en un futuro, pero el fin no justifica los medios y a veces, es
cierto, que la forma de inculcar esas reglas de civismo y cortesía dentro de
las familias no ha sido la más adecuada, a veces es incluso inexistente.
Muchos de nosotros hemos vivido nuestra infancia en hogares
donde ni se pedían las cosas por favor ni se daban las gracias y por supuesto,
donde no existía la palabra PERDÓN todo esto mucho más inexistente cuando se
trataba de los niños. A los niños no nos pedían las cosas por favor, no nos
daban las gracias cuando hacíamos lo que nos decían y nunca nos pidieron perdón
por los errores cometidos. Simplemente reinaban frases tales como “o lo haces o
te enteras”, “porque lo digo yo”, “te aguantas”, “aquí mando yo”, “tú te callas”
“se dice por favor”, “da las gracias” y vamos….en general “haz lo que yo diga pero no lo que yo haga”,
todo ello, a veces, acompañado de gritos o de amenazas.
Estoy segura que esa forma de “educar” de nuestros padres
vino dada tras generaciones donde han ninguneado, como siempre a los niños,
unas generaciones donde el adultocentrismo reinaba y donde el menor SIEMPRE
tenía que hacer lo que los adultos le imponían, porque si, siempre imponían,
rara vez pedían….así que no es raro que nuestros propios padres lo hicieran
así, pensando que realmente era la forma correcta de hacer las cosas, era la
forma correcta de educar a un hijo, con mano dura y con autoritarismo. Incluso muchos de nosotros estaremos tentados o caeremos en hacerlo del mismo modo, simple e inconscientemente, imitamos y repetimos la forma de educar de nuestros progenitores.
Muchos hemos aprendido a decir gracias y por favor, a pedir
perdón bajo al temor de recibir una represalia si no lo hacíamos, no porque
realmente esas palabras fueran habituales en nuestras relaciones familiares. Y
realmente esto es una pena. Nos convertimos en personas sumisas....
Tengo una compañera de cole de la infancia con la que sigo
teniendo contacto. Ella a día de hoy trabaja, entre otros, con niños. El otro
día nos contaba cómo le dijo a una niña de unos 5 o 6 años que había que dar
las gracias y de cómo la madre de esta niña saltó cual leona a increpar a esta
chica y a decirle que su hija daría las gracias y pediría las cosas por favor
cuando tuviera cuarenta años…. No pude hacer más que quedarme patidifusa, es increíble
cómo a día de hoy aún vemos ese tipo de comportamientos. Unos pecan de
autoritarismo y otros, simplemente, pasan de enseñarle modales a sus hijos
porque ellos son incapaces de tenerlos….y tanto una cosa como la otra son
errores graves, es tan malo ordenar y obligar a un niño a dar las gracias como
no enseñarle que hay que ser agradecidos, que hay que pedir las cosas por favor
y que nadie está obligado a darnos lo que ordenamos, que la vida es mucho más
sencilla con esos dos simples gestos de educación cívica.
Es tan malo un padre
/madre que pasa de que su hijo/a aprenda a pedir las cosas por favor o de las
gracias que otro que siempre que están en público con sus hijos les digan siempre
“se dice por favor” o “di gracias” obligándoles a ello y poniéndolos en
evidencia delante de los demás cuando en su casa no usan estos términos.
Partiendo de esta base sabemos que debemos enseñar a
nuestros hijos a hacerlo así, a ser educados con los demás, pero, ¿cómo
hacerlo?, pues muy sencillo.
Sabemos que entre los dos y tres años de edad el niño tiene
todas las aptitudes y actitudes necesarias para memorizar sobre todo lo que les
rodea, tanto a nivel social como académico, sabemos que es el mejor momento
para comenzar a enseñar a nuestros hijos a reconocer las letras, los números, a
que comiencen a tener nociones de lectura y de matemáticas y a fomentar su
psicomotricidad. Pero también es la época idónea de enseñar a nuestros hijos
normas de convivencia, de cómo hay que hacer las cosas, de cómo nos
relacionamos con los demás y con el entorno y por tanto la mejor forma de conseguirlo es a través de nuestros propios actos.
Los niños son esponjas, aprenden y repiten todo lo que
hacemos y nosotros, los padres, somos su referente, somos nosotros los
responsables de enseñarles cómo hacer las cosas y de nosotros depende que lo
aprendan correctamente o no.
Si en nuestra casa no damos las gracias, no pedimos disculpas
y no pedimos las cosas por favor difícilmente nuestros hijos aprenderán a
hacerlo a no ser que usemos, como nuestras pasadas generaciones, la mano dura y
el autoritarismo. Los niños no necesitan eso, es más, eso es perjudicial para
ellos a corto plazo y sobre todo a largo, porque les marcará de por vida.
Y muy importante, no solo vale ser “educados” entre adultos,
sino extenderlo al niño también, puesto que él también es un ser humano, igual
que nosotros y se merece el mismo RESPETO.
Si queremos que nuestro pequeño/a nos traiga algo, nos ayude
o realice alguna actividad, qué mejor
forma de hacerlo que pidiéndoselo POR FAVOR.
Si han hecho algo bien, si nos dan o regalan algo, si nos
han ayudado, si han hecho lo que le hemos PEDIDO qué mejor forma de agradecérselo, a parte del amor de unos padres, que
dándole las GRACIAS y haciéndoles sentir como se merecen: Importantes.
Y si finalmente hemos cometido algún error, hemos hecho algo
mal con ellos, qué mejor forma de
hacerles sentir que realmente les amáis y respetáis que pedirles PERDÓN.
Os aseguro que si aprenden que lo normal es eso, lo harán con
los demás y con vosotros mismos.
Ahora que tengo mi propia familia junto a mi marido y mi
hijo hemos comprendido que el respeto es básico para mantener una familia feliz
y para convivir en armonía. En casa mi marido y yo siempre nos damos las
gracias, siempre nos pedimos las cosas por favor y sabemos pedir perdón cuando
consideramos que no hemos hecho algo bien.
Cuando nació nuestro hijo pasó a formar parte de nuestra
familia y por tanto, a merecer ese respeto desde el mismo momento en que salió
de mi vientre. A mi hijo siempre he hemos pedido las cosas por favor, siempre
le hemos dado las gracias cuando ha hecho algo pedido y por supuesto, le hemos
pedido disculpas si hemos hecho algo mal con él. Siempre nos ponemos a su altura para hablarle o explicarle las cosas y siempre que es posible intentamos dialogar con él y llegar a un acuerdo que beneficie a los dos. Aunque no siempre nos hace
caso cuando le pedimos algo por favor,(algo totalmente normal) el “por favor”
queda dicho y el respeto hacia su persona quedará en su memoria para siempre.
Ahora tiene 28 meses, está lanzándose a decir sus primeras
pequeñas frases y va hablando poco a poco.
EL otro día estuvimos en casa de una amiga que tiene una
nena. Se sentaron los dos juntos a merendar, galletas, zumos….la nena le dio una
galleta a mi hijo y cuando él la cogió ¡le
dio las gracias!.
Jamás me sentí tan orgullosa de mi hijo
como en aquel instante, orgullosa de mi hijo y orgullosa de mí como madre porque
he enseñado a mi hijo a ser agradecido a través de mis propios actos, gracias a
que siempre lo he respetado y lo he usado con él.
Es verdad que la palabra PERDÓN se usa demasiado poco entre
adultos y como he dicho, mucho menos entre adultos y niños, pero sí obligamos a
nuestros hijos a que lo pidan. ¿No sería mejor volvernos un poco más humildes y
aprender a pedir disculpas a los que hacemos algo?, ¿no sería mejor pedir las
cosas por favor o al menos pedir las cosas y dialogar y no intentar imponer
nuestra voluntad sobre otros?, ¿no sería todo más fácil si valoráramos y agradeciéramos
todo lo que tenemos, si fuésemos capaces de dar las gracias?.
Si, la vida sería mucho más sencilla y armoniosa si fuésemos capaces
de hacer todo esto, tanto con adultos como con niños.
Y si enseñamos a nuestros pequeños que tratarnos con RESPETO
es lo normal seguro que sus futuros serán mucho mejores y por supuesto, futuras
generaciones lo tendrán mucho más sencillo.
Hagan la prueba, les aseguro que no se arrepentirán ;)
Cierto es, por general estas actitudes se aprenden por imitación. Hace tiempo una persona (un señor de 60 años) me dijo que los niños tenian que aprender a decir gracias y por favor, y que para eso lo que teniamos que hacer es hasta que no dijesen ''las palabras magicas'' pues no darle lo que pide. Y yo le dije que me parecia una autentica bobada porque primero ni todos los adultos estamos todo el santo dia pidiendo por favor cada vez que pedimos algo ni dando las gracias por todo. Eso si, haciendolo con educacion, por tanto me parece absurdo estar todo el dia al niño diciendole ''di gracias'', ''di por favor''. Mejor lo aprenderán con el ejemplo, y esta claro que lo aprenden
ResponderEliminarNo podemos pedir a los niños algo que muchas veces los adultos no hacemos, hay que ser coherentes